15-12-2010

Un sol violento que habita celeste cielo carente de nubes ciega un pseudo dolor de espalda - abdominal ocasionado por causas desconocidas, que tiendo a pensar como “mal movimiento” o esfuerzo en desesperado intento por permanecer erecto tras un derrape pasado de rosca. Belle & Sebastian – The Boy with the Arab Strap. Con cinta métrica, cuaderno y birome bic trazo fino en mano escribo parado en el tren siendo esta la primera vez que las ganas superan la incomodidad, superan el aburrimiento. Me lo permite un vagón cargado pero lejos de colapsado como hubiera imaginado. Intento pensar mis próximas letras cuando un muchachito intenta vender, venderme lapiceras valiéndose de alaridos teledirigidos a mi persona donde no hay Foo Fighters – Miracle que alcance para taparlos. Ayer escuche a una chica leer un pasaje que me gustó y me di cuenta que elegí mal mi puesto en este tren. En mi caso para la mayoría de las cosas que hago, la técnica queda por detrás de la inspiración o simplemente, humildemente, las ganas. Se poco de lo que me gusta, solo que me gusta hacerlo, solo que me proyecto a  futuro haciéndolo, solo que soy optimista dentro del papel que me toca ocupar. Finalmente Nuñez me brinda un asiento, que probablemente me acompañe tanto por debajo como por detrás hasta la estación terminal. Al lado una señora muy aseñorada que es bastante más joven de lo que suena esa frase. Me llama Roberto y le tengo que preguntar cuatro veces el número que me tenía que pasar porque entre vías desprolijas y un cantor que en nombre de la religión esta estresando sus cuerdas vocales y nuestros tímpanos en el mismo acto, no escucho ni lo que siento. Deus – Stop-Start Nature. Entre Lisandro y Retiro lo único que espero es que se quede afónico a favor de la salud mental de todos los tripulantes, incluyéndome, no sea cosa que tengan que arrancar con psicoanálisis, nadie quiere eso. Listo, el reino de las diosas. Queens of the Stone Age – Songs for the Dead.